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Comité de Patronage con Manuel Valls, Barcelona pel canvi

Nacido en el barrio barcelonés de Horta (1962), hijo del pintor Xavier Valls y de Lusia Galffeti, la familia de Manuel Valls se instala en Francia poco después de su nacimiento. Cursó sus estudios en la escuela pública francesa y, con apenas 18 años se puso en contacto con el Partido Socialista, donde desarrolló una formación basada en los valores republicanos de la mano de su mentor, Michel Rocard. A los 20 años obtuvo la nacionalidad francesa. En el país vecino, ha ocupado varios cargos de primer nivel en todos los ámbitos de la administración: alcalde de Évry (2001-2012); ministro de Interior (2012-2014); y primer ministro (2014-2016) durante la presidencia de François Hollande. El 25 de septiembre de 2018 expresó el deseo de ser el próximo alcalde de Barcelona y, por consiguiente, de presentar su candidatura a las elecciones municipales del próximo 26 de mayo

 

Valls inició su intervención reconociendo que el próximo 26 de mayo será un día clave para los barceloneses, ya que tendrán que decidir el modelo de ciudad que quieren: una ciudad cosmopolita y tolerante, o una ciudad cerrada, pequeña, capital de una hipotética república catalana. “Estas elecciones no solo representan un gran reto importante para Cataluña y para España, sino también para el futuro de Europa”, añadió. “Hay que pensar en la Barcelona metropolitana que queremos inventar, es decir, la Barcelona del mañana”, afirmó. “Hay que hacer de Barcelona esa gran ciudad del sur de Europa y del mediterráneo”. Para ello es clave hablar de proyectos concretos en materia de vivienda, seguridad, cambio climático, inmigración, cultura, etc.  
En materia económica, Valls argumentó que la pasividad -desde hace 4 años- de la Generalitat, está siendo muy perjudicial para la Ciudad Condal. Las inversiones extranjeras se han incrementado en otras ciudades como Madrid y Lisboa, pero en Barcelona han disminuido. Según el ex-primer ministro francés, bajar los impuestos y promover una política businessfriendly ayudaría a mejorar esta situación. De la misma manera que debemos acoger al turismo con los brazos abiertos (hoteles, seguridad, etc.), hay que hacerlo con las empresas. Para ello, es necesario finalizar grandes infraestructuras como la línea 9 del metro o realizar una importante inversión en Rodalies, así como aprovechar el triángulo de oro de Barcelona (aeropuerto, puerto y zona franca), entre otros. Otro elemento importante para la economía de Barcelona es el turismo, que representa el 15 % de su PIB. En este sentido, hay que seguir promoviendo el turismo de playa, pero también un turismo cultural, combatir la “turismofóbia” y los pisos turísticos. Asimismo, debemos sacar más partido al aeropuerto barcelonés con un servicio 24h/ 24h y “conquistar el mar” para una mejor gestión del tráfico aéreo.
“En Barcelona formamos gente de todo el mundo, con mucho talento”, continuó. “Aquí pueden gozar de un ecosistema natural increíble y con una excelente calidad de vida. Es clave para la ciudad retener al talento, así como atraerlo del extranjero, y para ello hay que conceder becas, fomentar la innovación, garantizar una mayor estabilidad jurídica, apostar por el aprendizaje de idiomas, promover clusters como el Pier1 y eventos como el SmartCity o el MWC. Además, es importante la colaboración entre el ayuntamiento, la Generalitat, las grandes escuelas de negocios y el mundo empresarial”.
Durante su intervención, Valls abordó entre otros temas, la remunicipalización de servicios o la celebración de unos Juegos Olímpicos de invierno en el 2030. 

Acabó su discurso reconociendo que, con vistas a las elecciones del próximo 26 de mayo, jamás ha creído que pueda conseguir la mayoría absoluta. 
En función de los resultados, reconoció estar dispuesto a pactar con otros partidos: PSC, partidos constitucionalistas y con el PP. En ninguna circunstancia, asegura, pactaría con Vox o con los partidos separatistas y populistas, ya que una victoria del independentismo supondría “el desastre absoluto para Barcelona”. “3.500 empresas situadas en Barcelona ya han abandonado nuestra ciudad por miedo al procés y la inversión ha caído en muchos sectores”, recordó. 

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